Elba Esther se lanza contra la reforma educativa.
Hace unos días el presidente Peña Nieto y los dirigentes de los tres principales partidos del país firmaron, como parte del Pacto por México, el apoyo a una iniciativa de reforma educativa que se centra en una cosa: recuperar el control de la educación mediante la evaluación. Finalmente, ayer Elba Esther Gordillo se lanzó contra la propuesta.
Antier los diputados aprobaron en lo general la reforma educativa que crea un servicio profesional docente y obliga a la evaluación para obtener cargos. Además, se dotó de autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la creación de escuelas de tiempo completo. Lo que sigue es su aprobación en el Senado y 16 congresos locales para que se haga la reforma constitucional.
Cabe mencionar que, como era de esperarse, el partido Nueva Alianza se opuso por completo a los cambios (y ellos insisten en que no es el partido de Gordillo). Mientras, la propia maestra en conferencia de prensa se lanzó contra la reforma.
Elba Esther dijo que la reforma planteada por Peña Nieto estaba destinada al fracaso porque no contaba con el apoyo de los maestros que ella lidera.
No podemos permitir la amenaza, la coerción. A los maestros no se les amenaza, a los maestros no se les dice si no cumples, se te hace daño; a los maestros se les exhorta, se les invita a ser mejores y se les estimula.
¿Miedo? Lo cierto es que Elba Esther se está poniendo un poco nerviosa y está sacando las garras para defender, según ella, los derechos y dignidad de los trabajadores. Sin embargo, para la mayoría, parece que solo defiende sus intereses.
Su discurso parece un eterno sí pero no. Dice que respeta al Ejecutivo federal y a los partidos, y que no busca pelear con ellos. Por un lado dice que sí a la evaluación de los docentes para que los ayude a ser mejores, pero por el otro lado se niega a que se haga en los términos planteados.
La lucha apenas comienza. Aunque la reforma ha sido aprobada en San Lázaro y aunque se concrete el cambio a la Constitución, falta le reglamentación secundaria que ponga en marcha dichas modificaciones y será el momento en que Gordillo intente frenar las cosas. Lo que más me llama la atención es que pide que se invite a los maestros a ser mejores y se les estimule, pero ¿cómo hacerlo? ¿Y cómo hacerlo sin que el sindicato meta las manos? Seguramente se llegarán a medidas que sean del agrado de la sociedad, si el proceso para su creación es incluyente con personas y organizaciones especializadas, pero ¿qué tanto podrá influir Gordillo? Ese es el principal reto de lo que viene.
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